RESPETO A LA NATURALEZA
RESPETO A LA NATURALEZA
Tenemos razones suficientes para pensar que los
problemas de la naturaleza son los problemas del hombre por excelencia: necesariamente hacen referencia a su permanencia
o destrucción definitiva.
Ante esto, se deben ofrecer razones al individuo para que se convenza
de que respecto a la naturaleza no podrá actuar más sin limitación
alguna. El ser humano necesita de autocontrol. Kant pedía a la razón
metafísica no se excediera en su uso, nosotros podemos exigir al hombre
de hoy no abuse de su condición antropocentrista. ¿Para qué queremos
una naturaleza devaluada, minusválida y de cuello torcido?
Si sucumbe la naturaleza, caen con ella los grandes paradigmas del
hombre. Por ejemplo, la ciencia, al versar sobre la naturaleza y la sociedad,
produce un conocimiento menos sustantivo en la medida en que
aquello que constituye su objeto se encuentra cada vez más devaluado;
tal es el caso de las relaciones individuo-naturaleza.
Según Marx, tuvo razón Vico al distinguir la historia de la humanidad
de la historia de la naturaleza; la primera, dijo, la hemos hecho nosotros,
mientras que la segunda no. Verdad a medias. Esta última también la
hemos hecho nosotros ahí donde comienza la historia nuestra. Por lo
que, no únicamente hacemos historia de la naturaleza cuando actuamos
sobre la misma, sino también cuando respetamos y dejamos a ésta seguir
su propio proyecto de ser, toda vez que aceptamos, junto con
Nietzsche, que “en ella no hay más que necesidades”. En este
sentido, respetar y dejar ser a la naturaleza, significa ya actuar
sobre ella. A decir verdad, no se trata de convertirla en algo
intocable, sino de seguir asimilando las múltiples bondades
que, sin pedir nada a cambio ella nos ofrece, al mismo tiempo
que respetamos sus más profundas necesidades. Como dijo
Bacon: en vez de que “los hombres se ocupen en admirar y
celebrar los falsos poderes de la mente, deberían contentarse
con observar a la naturaleza y no de alardear vanamente de
vencerla”. El hecho mismo de actuar o no sobre la naturaleza nos
coloca, paradójicamente, frente a un callejón sin salida; cualquier
solución que adoptemos y sus previsibles e imprevisibles
efectos, tendrá en lo más hondo que ver con nosotros mismos.
¡Somos (quién iba a pensarlo) responsables de lo que se haga o
deje de hacerse con la naturaleza! Sucia y sin identidad, limpia y
con identidad, como quiera que sea, los seres humanos mucho
tendremos que ver en ello.
Lo que nuestra época necesita no es “eternidad” como
pensaba Kierkegaard. Lo que necesitamos, hay que reconocerlo,
es un mínimo de sabiduría presocrática, es decir, volver a reconocer
en el agua, la tierra, el fuego y el aire, los principales elementos constitutivos del ser. Devolvamos a la filosofía su carácter de “ciencia física”,
para de este modo recuperar la physis perdida y el sentido de la misión
que cumplió originalmente la propia filosofía: habilitar al hombre
—dice Nicol— para una comunión con el ser no humano por la vía del
pensamiento... ” No olvidemos que somos hombres de la naturaleza, más bien, de
una determinada naturaleza.
Por lo anterior, hoy más que nunca se hace necesaria la creación de
una ética planetaria de la solidaridad humana que tenga como base un
tipo de fundamentación, en la cual se determine cuál deberá ser nuestra
responsabilidad y compromiso moral para con nuestros congéneres
humanos, las generaciones futuras y la naturaleza en general, así como
las disposiciones sociales y políticas que será necesario implantar por
parte de nuestras sociedades para hacer posible en
los hechos un respeto activo de la naturaleza.
BUENA PALETA DE COLORES USADOS, INFORMACION CLARA Y CONCISA, SIGUE ASI ;)
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