TEMPERAMENTO Y CARÁCTER

                    TEMPERAMENTO Y CARÁCTER 


Como señala Erich Fromm, las diferencias entre las cualidades heredadas y las adquiridas es, en general, sinónimo de la diferencia entre temperamento, dotes y todas las cualidades físicas constitucionales, por una parte, y el carácter, por la otra. Mientras que las diferencias en el temperamento no tienen carácter ético, las diferencias en el carácter constituyen el verdadero problema de la ética; ellas son la expresión del grado en que un individuo ha tenido éxito en el arte de vivir. Esta distinción resulta fundamental para entender a su vez las marcadas diferencias entre dos conceptos que a menudo se tienden a confundir: temperamento y carácter. El primero, se puede decir, tiene un matiz de corte genético, constituyendo por ello un conjunto de cualidades y heredadas por el individuo, debido a su constitución psicobiológica, en tanto que el carácter tiene más bien un significado ético: es lo que el hombre se va haciendo como ser consciente y libre. El temperamento se refiere al modo de reacción y es algo constitucional e inmodificable en el individuo, mientras que el carácter se forma esencialmente por las experiencias de la persona, especialmente, en su infancia y es modificable hasta cierto punto por el conocimiento de uno mismo y por nuevas experiencias. Si una persona, por ejemplo, posee un temperamento colérico e irascible, su modo de reacción es “rápido y fuerte”. Pero aquello ante lo cual reacciona rápida y violentamente, depende de su carácter. El temperamento es inmodificable, en tanto que el carácter recupera las experiencias de la persona, por lo que es modificable.


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